Candy sigue su viaje por tren y abre un obsequio de los niños del hogar de Ponny. Pronto descubre quye dentro la bolsa estaba Klin. Ellos prosiguen el viaje hasta que llegan la última estación donde ya no hay más pasajeros que uno misterioso con el rostro cubierto. Candy lee en el periódico que hay muchos asesinos sueltos y piensa que ese pasajero es uno de ellos.