Los restos del ejército republicano cruzan la frontera francesa. Entre los exiliados Lluis Companys, presidente de la Generalitat catalana y Aguirre, presidente de Euskadi. Con la invasión de Francia por las tropas alemanas, termina violentamente el exilio de Companys. La Gestapo lo entrega, no respetando su carácter de refugiado político al gobierno de Franco. Conducido por el Conde de Mayalde es trasladado a Madrid y posteriormente a Barcelona. De las torturas políticas se pasa al ¿simulacro? de juicio y el Presidente es condenado a muerte. Con el fusilamiento, motivado por el odio y no por razones de seguridad, se trataba de cerrar un proceso de democratización y libertad que había adquirido sus expresiones más clarividentes en Cataluña.