La identidad de Águila Roja ya es conocida. El Cardenal y sus hombres irrumpen sin piedad en casa de Gonzalo dispuestos a detener al maestro acusado de ser Águila Roja. El Comisario, orgulloso, cuenta a la Marquesa lo ocurrido con Gonzalo: el maestro tiene sus días contados. Lucrecia intenta salvar a Gonzalo, pero ninguno de sus planes da resultado. Sátur sabe que su amo está perdido y el único que puede salvarlo es el Rey. El criado lo arriesgará todo para ir al palacio Real e implorar por la vida de Gonzalo.