Han pasado muchos años, D.Julián, envejecido y desharrapado, reza ante la tumba de Nucha siendo observado por Manolita y Perucho, ya adolescentes. Al pazo llega el hermano de Nucha, Gabriel, en una diligencia que vuelca, siendo recogido por Sabel y el gaitero que le lleva ante el Marqués.