Carlota inicia una desenfrenada carrera por ligar. Tanto es así que se está convirtiendo en una auténtica adicta al sexo que se lleva a la cama a cada hombre que conoce. Paco y David recriminan su actitud diciéndola que no es justo que se trate así a los hombres y que, además, no está en condiciones de desaprovechar lo que podría ser una futura relación estable. Los chicos opinan, con su mentalidad machista, que sólo los hombres tienen derecho a portarse de esa forma despreocupada y egoísta. Por otra parte, aparece Ricard, un amigo de la infancia de Paco y David. Los tres deciden irse de juerga como en los viejos tiempos pero, nuestros protagonistas comprenden que ya no les hace gracia las gamberradas de antes. Llega un momento en el que David y Paco no saben cómo deshacerse de Ricard pero recuerdan que Carlota, en otros tiempos, estuvo muy enamorada de él. Los dos amigos comienzan a pensar en emparejarlos, así perderán de vista a su amigo al mismo tiempo que le consiguen una pareja estable a Carlota.