Jeffrey juró no tener sexo hasta encontrar al hombre de su vida. Él es gay y está aterrado por el virus del sida. Por ningún motivo quiere contraerlo, y está muy orgulloso de sus votos de castidad: hace algún tiempo que decidió que era mejor no tener sexo con nadie. Vive muy feliz así, hasta que en su camino se atraviesa un bello joven que, casualmente, tiene el virus HIV.