En Nápoles, el comisario Rizzo mantiene una lucha implacable contra la mafia y su tráfico de drogas. Cuando el capo principal, don Pastrone, aparece asesinado, Rizzo sospecha que hay un topo en la policía y haciéndose pasar por el nuevo jefe del crimen se traslada a Hong-Kong para contactar con los proveedores de estupefacientes.